28.9.18

Prefacio

El progreso de un pueblo está profundamente influenciado por tres factores, a saber: la fuente y la calidad de su suministro de alimentos; sus contactos y asociaciones con otros pueblos; y sus creencias y actividades religiosas.

Es, tal vez, el último factor que influye más a las personas en cuestiones relacionadas con su desarrollo intelectual, especialmente cuando estas creencias y actividades se presentan en líneas racionales. A medida que aumenta la inteligencia, se adquiere conocimiento sobre los diversos fenómenos de la vida y la relación que el hombre tiene con las fuerzas de la naturaleza que tienen influencia sobre él. Hasta que se logre tal estado de inteligencia, la raza en desarrollo concibe para sí mismos dioses, fantasmas y otras formas sobrenaturales para darle las relaciones conectadas entre sí mismo y las cosas y fenómenos de la naturaleza que no pueden ser comprendidos. A través de la instrumentalidad de estas formas sobrenaturales, se desarrolla la imaginación de un pueblo. Se originan canciones y leyendas, que mezclan relatos de las vidas y hazañas de los vivos y los muertos con los de los seres sobrenaturales, y con el tiempo estos forman literatura y desarrollan artes de gran valor para las personas.

La etnología de los pueblos del Pacífico es un campo de estudio interesante y provechoso, y especialmente para los hawaianos, ya que durante el período comprendido en el conocimiento del hombre han demostrado capacidad para un rápido desarrollo intelectual. En los albores de su historia no tenían un lenguaje escrito, pero eran ricos en canciones y leyendas, no solo de sus propias hazañas, sino también de sus relaciones con las influencias superiores que guiaban sus destinos. Estos se repitieron en la chimenea y en la fiesta, hasta que la imaginación de la gente se volvió directiva e ingeniosa. Por lo tanto, no debe sorprender que hayan aprendido fácilmente y que su transformación bajo el gobierno y las instituciones organizadas fue rápida.

Los capítulos que siguen están repletos de la riqueza de las imágenes propias de la Polinesia, y sin duda alguna apreciarán este volumen de leyendas tanto como los propios habitantes de Hawai. Que les sirva como una luz que muestre el camino que han recorrido al pasar por el valle de la superstición hacia las tierras altas de la verdad y la comprensión.

El autor debe ser felicitado por la paciencia y la persistencia con la que ha trabajado en este poco conocido campo de la etnología y también por lo caro y completo de su narración. Como esta parte del mundo viene en la medida de su importancia, este libro de "Leyendas de Fantasmas y Dioses Fantasmas" puede ganar una amplia apreciación como una contribución a nuestro conocimiento de las Islas del Pacífico.

J. W. GILMORE,
Profesor de Agronomía, Universidad de California

BERKELEY, CAL. Octubre de 1916.